Hoy en día, resolvemos la mayoría de nuestras necesidades energéticas, consumiendo combustibles fósiles tales como el carbón, el petróleo o el gas. Cada día, esto produce millones de toneladas de óxido, de dióxido de sulfuro, de monóxido de carbono y de polvo, así como billones de toneladas de dióxido de carbono, el gas del efecto invernadero. Pero existen alternativas tales como células solares y centrales eléctricas eólicas e hidroeléctricas.